Agradecería publicaran esta carta, en relación al interesante artículo de Dª Miriam López Maqueda, Abogada de Separación Responsable, titulado: DIVORCIARSE BIEN, publicado el domingo 27 de marzo de 2.016. http://www.diariodeburgos.es/noticia/ZE5AE9957-D842-7435-7A1F1B330F8208A9/20150508/divorciarse/bien/es/posible
Es un artículo interesante, pues permite conocer la opinión de dos colectivos implicados en los divorcios, como son los jueces y abogados, que podrán compartir o no todos los jueces y abogados, pero, sin embargo, es una visión parcial del problema, porque a estos dos grupos sociales les toca torear con dos asuntos que no dependen de ellos. El primero es que hoy, legalmente, el divorcio es el ejercicio de un derecho personal a disposición de ambos cónyuges, derecho al que la ley no pone límites. El segundo, obviamente, es la situación social de ambos cónyuges, y esto condiciona muchos o todos los aspectos judiciales.
Quiérase o no, tanto el contraer matrimonio, como ejercer el derecho de divorciarse, tienen un fuerte componente emocional que cada persona sabrá cómo le influye, y que condiciona, en demasiadas ocasiones, las consecuencias para otras personas.
Divorciarse bien debiera empezar porque comprendamos todos los ciudadanos que es un derecho legal respetable, que no hay que justificar, ante nadie, y, salvo mejor información, en Burgos no se decreta divorcio alguno en que el juez lo justifique por malos tratos. Si alguien tiene otros datos, que los exponga.
En segundo lugar, sin que la sociedad imponga una sensata reflexión previa sobre las consecuencias sociales del ejercicio de ese derecho, y proponga salidas sociales, cuando ya se está en difícil situación social o se va a difíciles situaciones sociales, eso no lo arreglan ni los abogados, ni los jueces, ni las leyes.
Y la solución no es denunciar al cónyuge, que libremente eligen las mujeres de Burgos, porque es entonces cuando hay ayudas públicas, sino dar ayudas porque se quieren divorciar y su situación precaria condiciona, no sólo su futuro, sino el del cónyuge e hijos.
Otro aspecto, en el cual muchos colectivos queremos influir, es el modificar leyes, procedimientos judiciales, o decisiones judiciales. En efecto, todo eso es mejorable. Pero nadie olvide el aspecto social, porque con pobreza nadie hable ni de buenas sentencias ni de buenos divorcios. Tampoco olvidemos que el derecho de familia insiste en pactos, con preferencia a decisiones judiciales, por lo que una reflexión obligatoria previa sería bienvenida, con sus excepciones a autorizar judicialmente.
Jesús AYALA CARCEDO, delegado de la ASOCIACIÓN DE PADRES DE FAMILIA SEPARADOS DE BURGOS-A.P.F.S.-BURGOS.