“Una mujer demanda al Estado tras perder la custodia de sus hijas por trabajar demasiado”
“YO ACUSO… … como madre, como mujer, como persona y como ciudadana”
Con total respeto de las declaraciones de la Doctora en Derecho, Dª Elena del Pilar Ramallo Miñán, a esta madre le han publicado una carta, en El Correo Gallego, donde acusa al Estado de privarla de sus hijas por su muy intensa actividad profesional, entre otros argumentos.
Muchos padres, entre los que me incluyo, echamos pestes contra un sistema judicial, en el que nos hemos sentido maltratados, y en el que han faltado garantías. Y pienso que seríamos cientos de miles de hombres los que tendríamos que elevar nuestros lamentos y quejas contra éste, nuestro estado.
Contra un estado que promueve el pleito y no la reflexión, que no quiere decir que tenga que ser, necesariamente, para llegar a pactos.
Y, aunque los argumentos de esta mujer y madre son respetables, y no necesariamente compartidos en su totalidad, no anda descaminada, en la modestísima opinión de esta parte, de lo que es, aún, la percepción del matrimonio por gran parte de la sociedad, y lo que significa el divorcio en relación al matrimonio.
Respecto al matrimonio, el estado español no nos obliga ni nos garantiza a estar segundo en él no deseado. Por lo tanto, nadie asimile a los que piden el divorcio, o a los divorciados, con putas y maltratadores, sino con personas, ciudadanos, padres y madres, a respetar.
Por otra parte, van a permitir recordarles lo que se refleja en la Ley 15/2005, de 8 de julio, por la que se modifican el Código Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de separación y divorcio:
“En el antiguo modelo de la separación-sanción, la culpabilidad del cónyuge justificaba que éste quedase alejado de la prole. Al amparo de la Ley 30/1981, de 7 de julio, de modo objetivamente incomprensible, se ha desarrollado una práctica coherente con el modelo pretérito, que materialmente ha impedido en muchos casos que, tras la separación o el divorcio, los hijos continúen teniendo una relación fluida con ambos progenitores. La consecuencia de esta práctica ha sido que los hijos sufran innecesariamente un perjuicio que puede evitarse.”
Independientemente de las consideraciones y argumentos que manifiesta esta madre, el famoso interés superior del menor, que parece base y bandera del tema de custodias de menores no emancipados, está en que los niños, los hijos, también tengan un buen conocimiento de sus derechos y de lo que pasa en casa. En efecto, el divorcio o separación en sí, en principio, ni es bueno ni es malo, sino un derecho personal de ambos padres.
Parece que esta mujer y madre ha perdido la relación con su hija mayor, y esto es un drama para esta sociedad, en que la hija se pueda posicionar, y tenga que opinar o juzgar: padre o madre bueno o malo, y eso, en sí, es un drama que se debe evitar.
Resumiendo, se manipula o no se conoce, en la sociedad, la realidad jurídica del matrimonio y del divorcio. Hay ancladas en la sociedad unas ideas de lo que debe ser el matrimonio. Y el divorcio, cuando lo pueda solicitar una mujer, o se la considera puta o víctima. Y al hombre, pues lo que Uds. consideren oportuno.
Venimos insistiendo en nuestros múltiples escritos y reflexiones, que detrás de muchísimas separaciones y divorcios hay problemas sociales y lucha por ventajas económicas.
En este caso, el Estado Español ha fracasado, porque esa niña, tiene derecho a tener padre y madre, y parece que esta madre ha perdido, al menos de momento, una hija. Y eso es lamentable.
Jesús Ayala Carcedo, delegado de la ASOCIACIÓN DE PADRES DE FAMILIA SEPARADOS DE BURGOS-A.P.F.S.-BURGOS.