Les parecerá raro, pero esto me pasó por la cabeza, cuando, de regreso a Burgos, después de pasar un buen día en San Sebastián, cuando íbamos por una acera, que tenía una terraza. Vi a una mujer joven y de buen ver, que nos miró al pasar. Estaba sentada al lado de una de las mesas de la terraza. En una silla tenía un pero más bien grande, al que acariciaba.
Ni qué decir tiene que no sé si era soltera, casada, tenía pareja, era divorciada o estaba viuda. Si trabajaba o estaba en el paro. Si era abogada o taxista. Si tenía hijos o no. Si vivía sola o acompañada.
¿Por qué me pasó ese pensamiento por la cabeza?. Aunque fue un pensamiento puntual, al pensar en ello, se me ocurren varias teorías. Una de ellas es que, con la que está cayendo, de que, cuando dos discuten, al hombre le detienen, en muchos casos, pues ocasiona que haya gente con miedo para iniciar relaciones con mujeres tan atractivas, como la que vi.
Recuerdo haber leído una noticia sobre el traslado masivo de niños de orfanatos de Gran Bretaña, al final de la Segunda Guerra Mundial, a Australia. Les debió faltar a muchos de ellos el cariño cercano que muchos hemos tenido en nuestra infancia, de nuestros padres. Luego, al ser padres, hubo bastantes (¿) que no supieron transmitir el cariño y abrazos que les faltó de pequeños.
La separación/divorcio de los padres no debe obstáculo para que los niños reciban una llamada del papá/mamá ausente, antes de dormir, y que reemplace a esa ausencia física, pero que les recuerde que son queridos por ambos padres.
Desde estas líneas, animamos a todos a facilitar el contacto con el padre ausente, sobre todo a niños menores de diez años. Y que el cariño que se les debe, y merecen recibir, lo puedan transmitir, cuando, en el futuro, sean papás y mamás.
Jesús Ayala Carcedo, delegado de la ASOCIACIÓN DE PADRES DE FAMILIA SEPARADOS DE BURGOS-A.P.F.S.-BURGOS.