DIVORCIO: VIAJEROS EN EL MISMO TREN

Puede que hayan leído, en esta modesta web, una anécdota de cuando, en Burgos, no había Juzgado de Familia, especializado, y se podía asistir a las vistas de divorcios. Y me impactó, por su humanidad, cómo el Juez Sr. Ferreiro, ante una pareja de media edad, el hombre le decía que él no se quería divorciar. Como no podía ser de otra manera, este juez le indicó que su obligación era divorciarle. Y me gustó el tacto con que lo hizo.

Con su permiso, me permito contarles esta historia, inventada, que sería posible si hubiera en España, nuestro país, cultura de divorcio, por el bien del matrimonio y de la familia.

Pues bien el juez de familia, y ante los dos cónyuges, hombre y mujer, en este caso, y dentro de las atribuciones que le habríamos otorgado, les daría el siguiente discursito:

“Buenos días. Nos hemos reunido porque Uds., el uno, a los dos, quieren el divorcio. Mi obligación, como no puede ser de otra manera, es divorciarles.

Por tanto, conforme a nuestras leyes, y el poder que me han dado, desde este momento, declaro su divorcio.

Por si no lo saben, en España, el país de todos, no hay ningún divorcio que se decrete por culpabilidad alguna.

Al no haber culpabilidad, no hay culpable. Por lo tanto, no le den vueltas en sus cabezas. Quedan divorciados porque es ejercer un derecho, que tienen todos los que libremente se casan, o contraen matrimonio, requisito que Uds. han demostrado.

Ahora se preguntarán, aquí se exige, y me da lo mismo quien lo pida, que uno de los dos, en nombre del bien superior de sus niños, se vaya del domicilio familiar.

Veamos, si aquí no hay culpa, ni culpables, yo no quiero ser el malo de la película, y, por tanto, no voy a exigir que ninguno de Uds. salga del domicilio familiar, si Uds. no me presentan dos viviendas, en las cuales estén Uds. de acuerdo.

Por ello, en las actuales condiciones, Uds. seguirán en el mismo domicilio, pues ninguno quiere abandonarle. Los gastos serán a medias.

Uds. pensarán que esto es una barbaridad, pues yo opino lo contrario. Miren, si Uds. dormían juntos, ahora no lo hagan. Como es de suponer que Uds. tienen, aparte de una cama ancha, un sofá, para evitar conflictos, salvo que Uds. decidan lo contrario, esta semana la señora duerme en la cama, y el próximo lunes Ud., caballero. Cada semana cambian de sitio.

Y si alguno no está de acuerdo con esto, puede abandonar la vivienda.

Temas de comidas. Uds. mismos. Pero, fíjense Uds., si Uds. van a un restaurante, comprobarán que decenas de personas comen alimentos cocinados de la misma cazuela o sartén.

Y si Uds. van en un tren, puede que sus billetes les colocaran en asientos contiguos.

Por tanto, aquí no hay culpas, ni culpables, y menos yo.

Podrán estar con sus hijos sin limitaciones. Procuren ser complementarios. Y la patria potestad que Uds. me han pedido que sea compartida, por lógica, Uds. llegarán a los acuerdos que sean necesarios para cada situación.

Y, a lo dicho, si alguno no está de acuerdo con lo que decreto, ya sabe dónde tiene la puerta.”

No caerá esta breva.

Pero, no habiendo más causa para el divorcio que el matrimonio libremente exigido y aceptado, ¿cómo se organizan esas batallas brutales en los juzgados?.

Por un divorcio comprendido, admitido y civilizado.

Perdonen, y gracias.

Jesús Ayala Carcedo, delegado de la ASOCIACIÓN DE PADRES DE FAMILIA SEPARADOS DE BURGOS-A.P.F.S.-BURGOS.

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