DIVORCIO: SI SE PUEDE, NO SE QUIERE

Es interesante la información que ofrece la ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE ABOGADOS DE FAMILIA, sobre cómo está el mercado del divorcio, y sus consecuencias, como medio de vida de una parte importante de la abogacía:

https://www.aeafa.es/noticias-ampliadas/2208/1/la-crisis-econmica-frena-la-avalancha-de-divorcios-en-espaa-tras-el-confinamiento/

La crisis económica frena la avalancha de divorcios en España tras el confinamientoEl 73% de los abogados especializados de la AEAFA sostiene que el nivel de rupturas es similar al que se produce después de un periodo vacacionalwww.aeafa.es

“La crisis económica frena la avalancha de divorcios en España tras el confinamiento.”

Y una información ha retenido nuestra atención:

“Las personas que se encuentran en paro, ERTE o han perdido su negocio no pueden sustentar dos unidades familiares a la vez”, afirma la presidenta de AEAFA, María Dolores Lozano.”

Visto desde ese punto de vista, parece que el ejercicio del derecho, personal, de solicitar el divorcio, suele tener un componente racional, que se ejerce de una manera responsable.

Sin embargo, es de temer que esa racionalidad, en demasiados casos, es una quimera, y el ejercicio del derecho, que, se insiste, es personal de cada miembro de un matrimonio, legalmente, y libremente pedido, bajo los principios de:

–         Igualdad.

–         Respeto y ayudarse mutuamente.

–         Actuar en interés de la familia

que obligan los artículos 66 y 67 del Código Civil, impuestos por el Estado Español, y aceptados por ambos, brillan por su ausencia.

Y, sí llama la atención, SOSTENER DOS UNIDADES FAMILIARES.

¿Seguro que los abogados y los demandantes de divorcio, que EXIGEN que el otro/a salga del domicilio familiar, del cual es propietario, en todo o en parte, piensan en dónde va a dormir el PRESUNTO EXPULSADO, o, mejor dicho, a EXPULSAR.?.

En estos casos, demasiadas veces, sale el lado salvaje de este estado, de este país, el nuestro, con nuestras leyes, nuestros procedimientos, jueces y sentencias.

Decía un tal Napoleón que si quieres que algo no funcione: NOMBRA UN COMITÉ.

Los abogados de justicia gratuita están para expulsar al otro, no para hacer la paz. No para ver si el otro tiene dónde dormir, o dónde va a recibir a sus hijos. No es su problema. Es del juez, pero llevan años sin interesarse en cumplir su obligación: DÓNDE EL EXPULSADO A LA CALLE VERÁ A SUS HIJOS. Alguno ha pretendido hacerlo en un templete de música de una ciudad.

Llevan años, Sus Señorías, sin cumplir su deber de indicar en sus sentencias lo que pone la madre, notoriamente.

Llevan años, en demasiados juzgados, sin cumplir los plazos de fijar medidas provisionales.

En demasiados casos, se incumple en los juzgados su obligación de intentar que los padres lleguen a acuerdos, estando los padres en sala. Lo hacen a escondidas, con los abogados. Imposición, pura y dura.

Y sí, Napoleón tenía razón, cómo pueden hacerse bien los divorcios si pudiera sobrar mucha gente.

Sí se puede, no se quiere. Millones de ciudadanos somos obligados a llevar mascarilla, a encerrarnos en casa……pero nuestros queridos políticos, de casi todo rango, condición e ideas, no quieren que nos sentemos, los padres, para hablar de las dos unidades familiares de las que habla la Presidenta de la Asociación Española de Abogados de Familia.

El primer acto del divorcio es expulsar A LA PUÑETERA CALLE a un hombre o a una mujer. Y, para eso, se necesitan abogados, procuradores, jueces, fiscales, Letrados de la Administración de Justicia, funcionarios varios, equipos psicosociales…….para hacerlo en nombre del interés superior del menor, toma narices.

¿Sobrarían todos ellos si se nos obligaran a los padres a sentarnos para hablar de dos unidades familiares?.

Siempre nos quedará París, pero, en España, seguirá la violencia gratuita de los divorcios. Lo peor, los razonamientos. Pobres niños, lo hacen por vuestro bien.

Jesús Ayala Carcedo, delegado de la ASOCIACIÓN DE PADRES DE FAMILIA SEPARADOS DE BURGOS-A.P.F.S.-BURGOS.

Crisis de pareja a partir de los 50

Os dejamos un nuevo articulo de nuestro Presidente Juan Carlos López Medina, Presidente Nacional Asociación de Padres de Familia Separados (apfs)

Crisis de pareja a partir de los 50

 

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Cada vez hay más parejas mayores que se divorcian. De hecho, un cuarto de los divorcios en la actualidad involucran a personas mayores de 50 años. Reflexionando sobre esta tendencia, se les pide a las parejas divorciadas que miren hacia atrás, hacia la vida que pasaron juntos, que reflexionen y que traten de entender por qué su matrimonio no pudo salvarse.

La tendencia es desconcertante. Muchas personas pasan años ansiando que llegue esta etapa de la vida. Se imaginan la paz y la tranquilidad, las cenas románticas en restaurantes libres de berrinches y vacaciones a lugares lejanos con los que en el pasado sólo podían soñar. No más idas frenéticas a los colegios, no más citas con el dentista, reuniones de padres ni perseguir a los niños para que hagan la tarea y se bañen. Suena bonito, quizás perfecto, pero…  ¿entonces qué fue lo que salió mal?

Las parejas que pasaron muchos años educando niños y trabajando duro en sus carreras durante la juventud, descubren para su sorpresa que no son las mismas personas que eran cuando comenzaron su travesía juntos. En la novedosa tranquilidad de la cena se sienten raro. El marido y la mujer, la mujer y él marido, se dan cuenta que la persona que está en frente les resulta extraña. A través del caos de los años de familia, a veces nos convertimos en personas diferentes. Despertamos una mañana, los niños ya no están y no reconocemos al extraño con el que compartimos la vida.

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Los investigadores que estudiaron las tasas de divorcio en este período plasmaron los resultados de su estudio en un artículo científico denominado “El divorcio gris”. En éste reportaron que en 1990 menos de 1 entre cada 10 individuos que se divorciaba tenía más de 50 años. 28 años después, el número saltó a 1 de cada 4. Si ponemos atención a las señales de advertencia podemos intentar al menos no ser parte de esas estadísticas.

Hay señales que ignoramos mientras vivimos “lo mismo de siempre”. Por lo general, no es un terremoto emocional devastador el que destruye repentinamente el matrimonio. En lugar de eso, se van formando pequeñas grietas alrededor que finalmente terminan por separar a los integrantes de la pareja. Los cráteres formados se vuelven una división demasiado grande. El matrimonio pasa a ser irreparable. ¿Cuáles son las señales de advertencia?

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Alguno de los dos trata de acercarse al otro y transmite un deseo de compartir más tiempo. Él quiere salir más seguido. Ella dice que está demasiado cansada y que, además, no puede dejar a los niños solos de noche. Ella quiere conversar más y trata de comunicar sus miedos o frustraciones. Él dice que está todo bien, que no hay que preocuparse tanto y no la hace sentir escuchada. Estos son indicios que uno suele pasar por alto pero que se siguen repitiendo hasta que la persona se cansa y deja de intentarlo. Sin darnos cuenta entramos en un alejamiento.

Cuando su pareja les pide que se entreguen física o emocionalmente, algunas personas se alejan en lugar de entregarse. Tanto al hombre como a la mujer les resulta más fácil descubrir caminos diferentes en los cuales encontrar un refugio seguro. Aquí hay algunas cosas de las que debemos cuidarnos: Trasnochadas por proyectos laborales, reuniones de colegas después de salir del trabajo, vernos absorbidos por un hobby o una actividad de recreación, el cuidado de los niños o de padres mayores, demasiadas horas en el gimnasio, eventos comunitarios o muchas relaciones sociales. Obviamente que todos necesitamos una válvula de escape y un espacio personal, pero cuando los usamos como un medio para alejarnos de nuestra pareja entonces el peligro para la estabilidad futura se hace obvio.

 

Con todo el estrés de la vida diaria, es fácil posponer la intimidad y el romanticismo. Las largas conversaciones sobre las cuentas, los colegios y las dificultades con los niños se apoderan de nuestras conversaciones. Las caminatas sentimentales y el dulce diálogo entre el hombre y la mujer parecieran ser parte de una vida pasada. Después de años de vivir para los niños, volver a pasar tiempo en pareja puede sentirse extraño. Es común que el marido y la mujer lleven vidas separadas, cada uno dentro de su ordenador o su teléfono. El nido vacío se llena con silencio; no hay casi nada que uno pueda decirle al otro. Deben redescubrir la pasión.

Y si cuidamos el jardín del amor desde temprano, los frutos de nuestros esfuerzos nos traerán alegría y satisfacción mucho después de que nuestro hijo menor nos diga adiós y seremos capaces de compartir la vida llenos de bendición.

 

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