Y debemos preguntarnos, ¿qué debemos pensar o reflexionar los demás cuando una mujer y un hombre se unen, o reúnen, para no sabemos qué?.
Ahí se deja la pregunta, porque, si nadie les unimos, y nadie les impedimos salir de la relación de pareja, ¿por qué alguien quiere imponer sus criterios, o normas?.
Y si resulta que los conflictos son por lo que puedan pensar, uno o los dos, y que alguien considere machismo, patriarcalismo, matriarcalismo, etc., quizá alguien querría sugerir de que, antes de que alguien pretenda contraer matrimonio, pase por una equipo de expertos y expertas que digan si alguno de los dos pasa por una de esas enfermedades, para prohibirles contraer matrimonio.
De verdad, de verdad de las buenas, como se decía antes, si a nadie le unimos con persona del otro sexo, sino que es una decisión propia y libre, de ambos, y, conforme a las leyes matrimoniales, vigentes en España, desde el año 1.981, no se precisa permiso de nadie, ni argumentarlo, para dejar de convivir, si ése era el caso. Y si, desde el año 2.005, no hace falta justificar los divorcios, a partir de los tres meses de contraído matrimonio, y no decretan ninguno, los jueces y las juezas, por maltrato alguno, los que no sabemos de esas cosas, nos preguntamos cómo hay mujeres que alegan años, y años, de situaciones no deseadas, y piden años y años de cárcel para el hombre que, se insiste, libremente escogieron. Nosotros no impusimos nada, pero ahora nos imponen, o quieren, que castiguemos, años y años, con gran gasto del dinero de los que pagamos impuestos.
No sabemos si somos tontos, nosotros, por no comprender eso, o es que esa libertad de las leyes no es utilizada por cuestiones sociales. Esas cosillas que faltan a varios millones de españoles, de toda la vida, como falta de empleos en condiciones, o la carestía de la vivienda.
La verdad, no sabemos si los tontos somos nosotros, o los que no ven problemas sociales en esos temas que derivan a maltratos, y ayudan económicamente, sólo cuando se alegan. Lo menos que deberían los políticos es asumir que las ayudas económicas se dan porque hay pobreza, paro, problemas para llegar a final de mes, y esas cosillas, y por presuntos malos tratos. Con ello, por un lado, admiten lo claro: pobreza, y lo otro respeta la presunción de inocencia, derecho a un juicio justo, etc. Lo dice la Constitución, la de todos y todas.
Por la verdad, de las buenas, es que el dinerillo se da por pobreza. ¿O no es así, feminismos varios y políticos y políticas, todos y todas?.
Para terminar, con estas leyes tan liberales, ¿cómo hay mujeres que alegan años de maltrato, o habituales?. No lo entendemos. Qué alguien nos lo explique.
Feminismo, las leyes están para utilizarla. Son para todos y todas, y garantizan libertad para todas y todos.
Jesús Ayala Carcedo, delegado de la ASOCIACIÓN DE PADRES DE FAMILIA SEPARADOS DE BURGOS-A.P.F.S.-BURGOS.