El fiscal Juan Ignacio Hernández había sido denunciado por malos tratos, lo que pudo precipitar su suicidio
La primera noticia que tuvimos fue que el cadáver de un hombre flotaba en el río Pisuerga, a su paso por Valladolid. Cuando se descubrió su identidad, nos enteramos. Era el de un fiscal, que ejerció, entre otros lugares, en esa ciudad.
Ya, en informaciones más completas, nos enteramos de su intensa vida profesional, y de algunas circunstancias personales. Las primeras impresiones que nos transmitían, sobre la causa de su muerte, hablaban de un posible suicidio.
Habrá muchos padres, principalmente, que no aprecien la figura del Ministerio Fiscal, y de las personas que, bajo ese nombre anónimo y colectivo, actúan en los juzgados. Unas veces, porque no estuvo, dónde debió estar. Otras porque defendió argumentos y causas que nos parecieron, por decirlo de una manera suave, no correctas. En su caso parece que estaba especializado en temas de menores.
Conforme pasa el tiempo, se van conociendo más datos que pudieran estar detrás de su muerte. Deudas económicas y problemas con una mujer, que le puso una denuncia. Fue seguida de detención en su ciudad, Valladolid, donde nació y ejerció, entre otros destinos.
Y pasó por los juzgados, dónde él ejerció su profesión, pero no como profesional de la justicia, sino como denunciado.
Juan Ignacio Hernández, el exfiscal de menores que volvió a Valladolid para morir en el Pisuerga
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Obviamente, no podemos juzgar los hechos, que desconocemos, pero nos debemos preguntar si no se está abusando, en muchos casos, del uso de la denuncia, y nadie se responsabiliza de sus consecuencias. Y no es porque no se condenen hechos no correctos, si así se demostrara, sino, porque, en muchos casos, se están judicializando momentos puntuales de desacuerdos entre hombres y mujeres. En otros casos se utilizan como medios de presión en procedimientos de familia. No olvidemos que con una denuncia la CUSTODIA COMPARTIDA es inviable.
Y cuando cualquier denuncia suele estar acompañada de una detención, como en este caso, pudiera estar detrás de este presunto suicidio.
Desde estas reflexiones sí que manifestamos que sería conveniente conocer los datos de esta denuncia y pruebas aportadas, y otras circunstancias personales, para que juzguemos si, en este caso, el trato que recibió este hombre justificaba la detención y su paso por los juzgados.
Puede haber muchos suicidios porque se hace un uso abusivo de la denuncia, en que la detención y el escarnio público pueden llevar a tristes y dramáticos finales, como en este caso.
Descanse en paz, y juzguemos todos si a este hombre se le trató con una mano dura que fue excesiva.
Luz y taquígrafos esperamos de sus compañeros de la Administración de Justicia, para evitar más suicidios. ¿Hay algún problema?, o es un problema del que tienen la culpa los protocolos.
Jesús Ayala Carcedo, delegado de la ASOCIACIÓN DE PADRES DE FAMILIA SEPARADOS DE BURGOS-A.P.F.S.-BURGOS.